miércoles, 13 de abril de 2011

Los derivados financieros ven tu precio...¡Y te lo quitan!

¿A que suena raro? Pues sí, pero de un modo u otro, es así como funcionan los derivados financieros. De hecho, es de ahí de donde viene su nombre; también conocidos como instrumentos derivados, son productos financieros cuyo valor de cotización se basa en el precio de otro activo que recibe el nombre de subyacente.
Además, estos activos subyacentes pueden ser de cualquier tipo, desde acciones, valores de renta fija, índices bursátiles, índices macroeconómicos, tipos de interés o hasta incluso materias primas, pudiendo llegar a decirse que prácticamente cualquier tipo de activo puede llegar a transformarse en subyacente de un derivado.


Hay 4 características principales por las que podemos diferenciar los derivados financieros:
  • Al utilizar el mismo precio que el activo subyacente, si éste cambia, cambiará también el precio del derivado.
  • Aunque normalmente hacen referencia a productos financieros, también pueden hacer referencia a productos no financieros como, por ejemplo, el trigo o el metal. Así mismo, pueden cotizarse en mercados cotizados, donde los derivados son sobre subyacentes autorizados por el mercado, garantizándose una mayor transparencia y un mismo precio y vencimiento para todos; y en mercados no organizados, donde el riesgo es muy superior, ya que las operaciones se pactan directamente entre el comprador y el vendedor.
  • Otra de las características más importantes es que siempre han de liquidarse en una fecha futura.
  • Las inversiones iniciales suelen ser muy pequeñas o incluso nulas respecto a otro tipo de contratos como comprar una acción o una parte del valor subyacente. Esto tiene una desventaja, y es que se pueden tener mayores ganancias...pero también mayores pérdidas.
Como podemos ver con sus características,  pueden llegar a resultar muy interesantes, sobre todo, porque nos permiten jugar con el valor futuro de los activos subyacentes sin que eso nos suponga hacer un gran desembolso. Pero evidentemente, no todo son ventajas, ya que adquieren un carácter especulativo altísimo debido a que no sólo podemos hacer un uso normal de compra y venta de las acciones, sino que también podemos negociar con los derechos de compra y venta de los activos.


Debido a este carácter especulativo que en algunas ocasiones pueden adquirir, la Comisión Nacional del Mercado de Valores y el Ministerio de Economía regulan y controlan en España el Mercado Oficial de Futuros y Opciones Financieras (MEFF), un mercado regulado que nació en 1989 y en el que se negocian Futuros y Opciones sobre bonos del Estado, sobre el índice bursátil del Ibex 35 y sobre diversas acciones.
Además, en nuestro país existen otros dos órganos que no solo regulan los derivados, sino que también gestionan las compras y las ventas realizadas a diario mediante una cámara de compensación propia que ejecuta las liquidaciones entre todas las operaciones; estos son el MEFF de Renta Variable en Madrid y el MEFF de Renta Fija en Barcelona.

En cuanto a los contratos de derivados más comunes hay dos: los Futuros y las Opciones, de ahí que se negocien en el MEFF:
  • Futuros: son compromisos entre el comprador y el vendedor de cara a una fecha futura y tienen la ventaja de que nos evitan realizar una inversión inicial, pero se necesita una garantía ante el pago. Su principal característica es que contraemos una obligación de pago sobre los derivados adquiridos, lo que hace que el riesgo sea grande, pero también pueden serlo los beneficios. Podemos agrupar los diversos tipos de Futuros en divisas, tipos de interés y materias primas.
  • Opciones: son derechos para comprar o vender algo al precio pactado en un futuro. A diferencia de los Futuros, requieren el pago de una pequeña prima y, en ocasiones, suscribir también una garantía; pero también nos ofrecen a cambio la ventaja de reducir el riesgo ya que nuestros beneficios y pérdidas están controlados. Podemos encontrar varios tipos de Opciones, encontrándonos incluso con dos clasificaciones distintas:
    • Por una parte podemos clasificarlas dependiendo del continente:
      1. Americana: se pueden ejercitar entre la fecha de contratación y la de vencimiento.
      2. Europea: solo se pueden ejercitar al vencimiento.
    • Por otra parte se pueden clasificar en :
      • Opciones Call: son las Opciones de compra. En la imagen podéis ver como son sus beneficios y pérdidas.

 
      • Opciones Put: son las Opciones de venta. En la imagen podéis ver como son sus beneficios y pérdidas.



Por último, debemos tener en cuenta que los derivados financieros también pueden actuar como un seguro ante una bajada inesperada del valor subyacente. Hay varios tipos, por un lado, lo que se conoce como derivados de cobertura, que son los utilizados en algunos fondos; y por otro, los que se conocen como "seguros", entre los que están el seguro de cambio y el seguro múltiple.

En el siguiente vídeo se explica de una forma más o menos graciosa qué es un derivado financiero a propósito de la llegada del mercado de derivados a Méjico:

Por lo que hemos visto, podemos decir que los derivados financieros son un tipo de activos que fundamentan su valor en el futuro de otro y, dependiendo de lo "lanzados" que seamos, podemos asumir más o menos riesgos eligiendo contratar futuros u opciones. De todas formas, lo mejor que podemos hacer siempre es leernos el folleto legal explicativo de los productos de inversión que queramos contratar.

Fuentes principales:
http://es.wikipedia.org/wiki/Derivado_financiero
http://www.elblogsalmon.com/conceptos-de-economia/que-son-los-derivados-financieros
http://todoproductosfinancieros.com/derivados-financieros/

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